¿Dónde van a quedar mis recuerdos? ¿Qué voy a hacer cuando olvide nombres familiares? ¿Dejaré de ser quién era? ¿Debo contar a la gente lo que me pasa? Estas y otras muchas preguntas aturrullarán tu cabeza una y otra vez como un eco de fondo. Porque aunque notabas cambios en tu interior: estabas más desorientado, tenías frecuentes cambios de humor, te constaba seguir unas instrucciones, olvidabas muy fácilmente lo que te decían... nunca pensaste que eso se debiera a una enfermedad degenerativa llamada Alzheimer. Por ello, es normal que sientas confusión, angustia, miedo o frustración, pues el impacto inicial de una noticia así es duro y puede llegar a eclipsarte.
Es algo que forma parte del proceso de aceptación que todas las personas, en tu misma situación pasan tras conocer su diagnóstico. Por ello, lo primero que debes hacer es darte tiempo para asimilarlo. Eso sí, después, una vez que hayas podido aceptarlo, ponte en marcha para dar forma a una nueva vida, tu vida con Alzheimer.
Ponte manos a la obra: prepárate para tu día a día
Ya te has permitido un periodo para la reflexión. Ahora debes coger fuerza y armarte de todas las herramientas que necesitas para caminar seguro en esta nueva etapa. Aquí te proponemos 10 pautas que pueden ayudarte a recobrar tu equilibrio en tu nuevo plan de vida:
1. Prepara tu agenda y calendario anti-olvidos
Te ayudarán a no olvidarte de hacer las cosas que debes hacer. El calendario te permitirá organizar de forma clara tu plan semanal o mensual, el cual podrás ir repasando cuando lo necesites. En agenda puedes ir apuntando las tareas diarias o los nombres de las personas y cosas más relevantes para ti. Además, pueden serte útiles las“hojas de aviso”, las cuales puedes colocar en los sitios más relevantes para ti (cocina, escritorio, despacho, etc.).
2. Apúntate a actividades rehabilitadoras
Se trata de poner en forma tu mente. Todos los ejercicios de estimulación cognitiva que ejerciten tu memoria, así como el resto de funciones básicas, te ayudarán a retrasar el deterioro y a mantenerte activo. Entre ellos, puedes apuntarte a talleres de memoria o dedicar un espacio de tiempo al día para realizar ejercicios específicos (crucigramas, sopa de letras, etc.).
3. Aprende a manejar tus emociones
Algunas de los sentimientos más frecuentes con los que puedes encontrarte serán:
· Negación: pensar que los demás se equivocan.
· Enfado/rabia: por los cambios que notas en ti o en tu alrededor.
· Culpa: por sentirte una carga con los que te quieren y cuidan.
· Dolor/ tristeza: cuando te equivocas o presientes algo negativo.
· Soledad: por no sentirte todo lo “dentro” que te gustaría de lo que te rodea.
· Esperanza: ganas repentinas de luchar por mantenerte bien.
El hecho de que estas emociones sean habituales no quiere decir que no puedas hacer nada para aliviarlas y vivir, a la vez, multitud de sentimientos positivos. Lo esencial será reconocer qué es lo que estás sintiendo y echarlo fuera (habla con alguien cercano, visita a un terapeuta o participa en grupos de autoayuda). También puede serte útil realizar yoga o técnicas de relajación a diario, que te ayudarán a canalizar la ansiedad.
Aun así, si notas que hay emociones que te incomodan y se prolongan en el tiempo, no dudes en consultar a un profesional.
4. Realiza ejercicio físico
Además de que promueve la segregación de endorfinas (conocidas como las hormonas de la felicidad por su efecto positivo sobre el estado de ánimo), aumenta la irrigación cerebral, lo cual también es altamente beneficioso.
5. Toma tu medicación
Aunque no la creas necesaria en un principio, es importante que sigas las prescripciones médicas y mantengas una buena adherencia al tratamiento.
6. Ten al menos un plan cada día
Implica que al levantarte cada día sepas que tienes algo significativo que hacer: salir a pasear, leer el periódico, hacer la compra, escribir sobre tus vivencias y compartirlas con otros enfermos, etc. Pequeñas rutinas, que, a ser posible, seas tú quien elija. Mantenerte activo te hará sentirte útil y válido.
7. Busca ambientes tranquilos y seguros
La ausencia de ruidos te hará sentir más cómodo, pues mantendrás más fácilmente el control sobre el ambiente.
8. Rodéate de los tuyos
Nuestras necesidades esenciales de amor y afecto no cambian ni se detienen con el alzhéimer. Además, te sentirás más seguro y protegido con los familiares y amigos que sabes que te quieren, te conocen, te entienden y saben lo que necesitas (repetir varias veces una misma cosa, orientarte en ciertas tareas, etc.) sin que por ello dejen de darte un trato “normal”.
9. Ten paciencia contigo mismo
Tómate cada cosa a su tiempo y no te preocupes si olvidas hacer parte de lo que tenías planeado, ¿acaso no tendrás más oportunidades?
10. Cuenta a los demás lo que te ocurre
Esta tarea no es fácil, pero te ayudará a mantener una mayor autonomía en tu día a día. Será un alivio para ti y para tus familiares saber qué estas vivenciando y cómo pueden ayudarte. Da pautas y pistas también sobre lo que aún puedes y no puedes hacer. En definitiva, hazte cargo de tu enfermedad.
Fuente https://www.personasque.es/revista/publicaciones/10-pautas-que-te-ayudaran-a-no-desmoronarte-tras-un-diagnostico-de-alzheimer
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