Riesgos y consejos para cuidadores de enfermos

Pocas cosas suelen ser más estresantes que cuidar de un ser querido, mientras los médicos dirigen el tratamiento. Los cuidadores manejan las necesidades diarias del paciente y al mismo tiempo, enfrentan los sentimientos de desesperanza y frustración por ver a sus seres queridos pelear batallas en las que no les pueden ayudar. La atención en el aseo personal y la alimentación demanda un gran esfuerzo físico; levantar a una persona adulta desde el lecho o una silla de ruedas o cambiarlo de posición requiere de un esfuerzo adicional que generalmente acaba dando lugar a la aparición de molestias osteomusculares, no solo por el esfuerzo requerido, sino también por la postura forzada que esto exige. 


Los problemas de salud que padecen los cuidadores muchas veces son consecuencias de un descuido en su propia atención personal. El cuidado de un enfermo puede absorberlo de tal forma que olvide incluso las posibles enfermedades que padece, abandonando muchas veces sus tratamientos y controles médicos.
 La alimentación pasa a ser errática y descompensada, por falta de tiempo o porque asimila modelos dietéticos propios de la persona que cuida. Los horarios de alimentación se vuelven desordenados y a veces escasos por falta de organización y tiempo.  Las horas para dormir se reducen por la atención que demanda la persona enferma. El cuidador se ve obligado a levantarse continuamente y es incapaz de conciliar el sueño por la sensación de inseguridad que le da el estado de salud de la persona bajo su cuidado.
 La soledad a la que se ve sometido el cuidador muchas veces se agrava por el deterioro cognitivo que sufre la persona atendida, como es el caso de un enfermo de Alzheimer. Por lo tanto el desgaste del cuidador no es algo que “suceda”, sino que es un proceso por el cual las tensiones y ansiedades de cada día minan gradualmente la salud mental y física del cuidador, de modo que tanto su faceta de cuidador como sus relaciones personales acaban por alterarse.
 Como enfermedad médica el “desgaste” no tiene una definición clara, pero sí ha sido definida como enfermedad psicológica y cada vez es más reconocida por las personas que ejercen el cuidado de otra.
RECOMENDACIONES PARA EL CUIDADOR

  • Pida y acepte ayuda. Si otro miembro de la familia está dispuesto a ayudarle delege algunas funciones.
  • Conozca sus límites. Determine qué puede manejar y qué no, en base a sus responsabilidades familiares y su vida profesional.
  • Cuídese a sí mismo. Dormir lo suficiente le ayudará a manejar los retos más fácilmente.
  • Coma una dieta sana con muchas frutas, vegetales, granos enteros y proteínas sin grasa. Comience a ejercitarse -la actividad regular puede ayudarle a reducir la irritabilidad, fatiga y niveles totales de estrés.
  • Tómese un tiempo para usted. Relajarse y hacer algo que usted disfrute, aunque sea unos minutos- puede hacer mucho para elevarle el  ánimo.
  • Acepte  que las reacciones de agotamiento son frecuentes y normales ante una situación límite e incluso previsibles.
  • No se olvide de sí mismo. El “autosacrificio total” no tiene sentido.
  • No tema acudir a un profesional (psiquiatra o psicólogo) y a grupos de autoayuda.
  • Solicite información adecuada sobre aspectos médicos de la enfermedad y evolución de futuras complicaciones.
  • No mantenga falsas expectativas
  • Tómese cada día un tiempo para realizar los asuntos personales. Por otro lado o permítase un descanso diario o semanal, fuera del contacto directo con el enfermo.
  • Realice ejercicio físico todos los días ya que elimina toxinas corporales y despeja la mente.
  • Aprenda técnicas de relajación.
  • Evite el aislamiento: oblíguese a mantener el contacto con amigos y otros familiares. Los vínculos afectivos disminuyen el estrés.
  • Ponga límites a las demandas excesivas del paciente; hay que saber decir NO, sin sentirse culpable de ello.
  • Exprese abiertamente a otros las frustraciones, temores o propios resentimientos, es un escape que resultará siempre beneficioso.
  • Mantenga la independencia del paciente. No realice actividades que el enfermo pueda realizar por sí mismo, aunque lo haga lento o mal.

-hmc.cl-

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