Los enfermos no reconocen sus problemas concretos y, por tanto, deben ser las personas de su entorno quienes detecten posibles agravamientos.
Es frecuente que la persona enfermad de Alzheimer no reconozca que tiene determinados problemas. Se habla entonces de agnosia.
Para cada incidente, buscará una explicación lógica: ¿se ha extraviado un objeto?, seguramente será culpa de la asistenta, que lo ha cambiado de sitio; ¿se ha quedado encendida la luz de la cocina?, la culpa la tendrá esa llamada telefónica imprevista...
Las personas del entorno desempeñan un papel clave en estos casos. Son las que pueden detectar un agravamiento de los problemas de memoria, la modificación del comportamiento, los cambios de humor o la disminución de la capacidad de tomar decisiones.
La dificultad estriba en convencer a la persona afectada para que consulte al médico y acuda a un centro especializado, aun cuando ella se niegue a aceptar sus problemas. Algunos lo logran desplegando todo su ingenio y capacidad de persuasión. Pero, incluso cuando la resistencia es imposible de vencer, las personas del entorno del enfermo deben hablar del problema con el médico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario