«Solo podía dedicarme a mí los fines de semana, cuando mi hermano se hacía cargo de él. De lunes a sábado yo no tenía ni un minuto para hacer vida social. No podía ni salir a la calle porque mi padre, al no verme, se sentía aterrado y empezaba a gritar mi nombre», relata Emilia Ventoso en una entrevista a ABC.
Resume en una frase lo que es la vida de un cuidador de alzhéimer. «Vives para él. Tu vida no cuenta» afirma Emilia, que han participado en un estudio pionero impulsado por la Obra Social La Caixa, en colaboración con la Fundación Pasqual Maragall, dirigido a calibrar el impacto de la psicoterapia grupal en estos «enfermos ocultos». Se trata del primer estudio dirigido, con cuidadores de diferentes comunidades autónomas, y los resultados, presentados la pasada semana, constatan el beneficio de esta estrategia terapéutica.
«Gracias a esta psicoterapia grupal ahora sé que hacer con mi vida. Muchos cuidadores descuidan tanto su vida personal que cuando ya no tienen a quien cuidar no saben cómo dar sentido a su existencia», explica Ventoso.
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