Cuidarse para cuidar o cómo ser cuidador y no morir en el intento

Apatía, cansancio, aislamiento, irritabilidad, mala salud… Los síntomas del “cuidador quemado” son numerosos, conocidos y pueden afectar seriamente a la calidad de vida de quienes tienen a su cargo a una persona dependiente.

 La buena noticia es que también es posible evitar las actitudes que derivan en un síndrome que afecta como mínimo al 17 % de los cuidadores. El primer paso es tomar conciencia de que sólo cuidándose a uno mismo se podrá continuar con su imprescindible labor.


Los cuidadores, ¿quiénes son?
Los cuidadores son aquellas personas que se encargan de ayudar en las actividades de la vida diaria a personas que no pueden desempeñar estas funciones por sí mismas, garantizando así el desempeño de las actividades básicas y tener una buena calidad de vida.
El cuidado de una persona dependiente afecta el entorno del cuidador, por lo que se hace necesario el uso de toda la ayuda y la información disponibles tanto para la labor que desempeña como para su propio auto cuidado.
¿Qué es el síndrome del cuidador quemado?
El síndrome de cuidador quemado se caracteriza por un estado de cansancio físico, emocional y mental que conlleva un cambio de actitud de estado positivo a uno negativo.
¿Cómo de frecuente es?
Mas de la mitad de los cuidadores familiares de pacientes con demencia tiene algún tipo de sobrecarga.
En un estudio brasileño se observó que 45 % de los cuidadores aprecian su propia salud como mala o muy mala. En otros estudios científicos se aprecia que al menos 17 % de los cuidadores puede estar “quemado”, cifra que puede llegar hasta el 85 %.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas del síndrome de cuidador quemado son numerosos y podrían resumirse en los siguientes:
  • Separación de la familia, amigos y otros seres queridos.
  • Pérdida de interés en actividades previamente disfrutadas.
  • Sensación de estar triste, irritable, sin esperanza y sin ayuda.
  • Cambios en apetito, peso o ambos.
  • Cambios en los patrones de sueño.
  • Mayor frecuencia de enfermedades.
  • Sensación de tener ganas de herirse o herir a la persona a su cargo.
  • Cansancio físico o mental.
  • Irritabilidad.
¿Qué causa el síndrome del cuidador quemado?
Principalmente tres. Por un lado, la confusión de roles; hay que saber diferenciar el rol de esposa, madre, hija o trabajadora del de cuidadora (o trabajador).
También crearse expectativas poco realistas, sobre todo en enfermedades como el Alzheimer o el párkinson; la pérdida de control sobre variables como el presupuesto o el tiempo, y los objetivos irracionales.
¿Qué podemos hacer para combatirlo?
Establecer límites que garanticen un mínimo de tiempo libre (debemos tener tiempo para uno mismo para garantizar un excelente cuidado), y descanso de forma regular.
No se pueden dedicar las 24 horas del día sin al menos dedicar algún tiempo a un momento de relax, de la misma forma que hay que dedicar tiempo adecuado al sueño, a ser posible en un espacio separado destinado a ello.
El ejercicio físico, aunque sean simples caminatas de 10 o 15 minutos diarios, ayuda al mejor manejo del estrés y a eliminar toxinas.
También conviene hacer planes de forma regular con la familia o los amigos que garanticen los momentos de esparcimiento.
Por otra parte, establecer un horario diario permite planificar el tiempo dedicado a cuidar y el destinado a cuidarse uno mismo, al tiempo que ayuda a alcanzar los diferentes objetivos de cada día.
La búsqueda de ayuda a través de grupos de apoyo, asociaciones de familiares, grupos parroquiales, etc no sólo repercute en la consecución de información y herramientas necesarias para ser mejores cuidadores, sino también para ver que no estamos solos en en esta lucha diaria y de que hay muchas personas en la misma situación.
Si es posible se deben delegar responsabilidades.
Así mismo debemos compartir nuestros sentimientos y emociones con personas cercanas.
¿Es importante saber decir “no”?
No sólo se debe saber decir que no en ciertos momentos, sino también ser capaces de manifestar las frustraciones, los temores y hasta el resentimiento.
Mas que preocuparse, debemos ocuparnos de resolver los problemas que ocurren cada día con las herramientas que tenemos a nuestra disposición.
Y, por último, siempre debe tomarse en cuenta la autonomía y la independencia del paciente, y ser realistas respecto a nuestras expectativas sobre la enfermedad de las personas que cuidamos.
Y como siempre subrayamos, ante cualquier duda o para ampliar información, consulta con tu médico. 
De todo ello habla en esta entrevista el doctor Francisco José Soria Perdomo, jefe del equipo médico de Apoyo Quirúrgico del Hospital Sur de Alcorcón, y geriatra del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro, ambos gestionados por idcsalud.
-idcsalud-

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